- Se trocean unas pechugas de pollo en trozos hermosos (pues si no puede que se reseque un poco la carne) y se echan en una sartén con aceite para dorarlas un poco.
- Se pica una cebolla grande y se incorpora a la sartén.
- Después de rehogar un poco, cuando la cebolla empiece a estar blanda, se añade una cucharada de harina (que hará que espese la salsa más tarde). Se deja tostar unos minutos.
- Se añaden un vaso pequeño de Brandy y un vaso grande de vino tinto y se remueve. Se condimenta el guiso con tomillo, laurel, perejil, sal y pimienta.
- En un mortero se majan 2 dientes de ajo y después se echa un poco de agua y se mezcla bien. Se incorpora el contenido del mortero a la sartén.
- En una sartén aparte se ponen a rehogar con un poco de aceite unas setas, a gusto del consumidor, limpias y troceadas. Yo como siempre, recurro a los botes de conservas que traen mis padres de Ezcaray que están muy buenos.
- Se incorpora a la sartén de las setas un poco de la salsa del pollo para que tomen sabor y se dejan hasta que las setas están bien hechas.
- Para terminar, se puede servir el guiso de pollo acompañado de las setas tal cual (las hojas de laurel que hemos echado, debemos retirarlas antes), o si queréis poneros más exquisitos, se pueden retirar antes los trozos de pollo de la sartén y pasar el resto de los componentes por el pasapurés o la minipimer para conseguir una salsa más suave.
Como todas las que aporto yo, esta es una receta facilísima y rápida de hacer.
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