Ajoblanco (Por Lola)

Hoy os traigo una receta fresquita y muy típica del verano andaluz. Cuando se empiezan a abrir en el árbol las aterciopeladas cáscaras verdes de las primeras almendras es el mejor momento para hacerla. Las almendras recién cogidas están muy tiernas y son perfectas para esta sopa fría prima hermana del gazpacho y el salmorejo (o porra, como se llama en Málaga). Me cuenta Lola que antiguamente en Andalucía tanto el ajoblanco como el gazpacho (siendo este último una versión diferente a la que yo conocía, mucho más líquida y con menos ingredientes) se bebían al final de la comida a modo de postre. Hoy en día ya se beben también como entrante o durante la comida.

  • Se coloca un puñado generoso de almendras (cuantas más almendras más rico y más consistente la textura) con agua en una cazuela y se lleva a ebullición. Cuando rompe a hervir se retira del fuego. Así se desprenden las pieles marrones y se les puede quitar facilidad a las almendras.
  • Se ponen en un vaso de minipimer dos dientes de ajo, una rebanada de pan duro y un poco de agua para que se ablande el pan.
  • Se aliña con un chorro de aceite de oliva, vinagre (del blanco) y sal como cuando haces gazpacho.
  • Se pasa muy bien por la minipimer hasta que quede una textura lo más suave posible.
  • Esa masa se echa en una jarra y se añade más agua hasta llenar la jarra y unos hielos para que esté bien frío.
  • Se bebe acompañado con unas uvas moscatel peladas o unos trocitos de melón dulce.
Esta versión es muy líquida para beber directamente en vasos, también se puede hacer en plan sopa fría de comer con cuchara. Para ello harían falta unas almendras más y echar menos aliño para que no esté tan fuerte (en el otro caso al disolverlo en agua se suaviza) y, por supuesto, no añadir el agua del final en la jarra.

Truco de la abuela Andrea: la abuela de Emilio solía decir que si tienes visita y quieres que la textura del ajoblanco quede perfecta el truco es añadir una clara de huevo a la mezcla.

No hay comentarios