Leche frita (Por Julia)

La leche frita de mi madre, como buena amante de las cremas, es otro postre de esos que me vuelven loca. La dificultad es parecida a la de las croquetas: cuanto más cremosa y tierna por dentro más rica, pero al mismo tiempo más difícil de rebozar y freír. Es un postre que hay que hacer varias veces antes de coger esta intuición de la textura que tiene que tener la masa antes de apartarla del fuego. El esfuerzo y el resultado, desde luego, merecen mucho la pena. ¡A por ello!

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  • Se muelen 150 g de azúcar para convertirla en azúcar glasé.
  • Se ponen en una sartén 2 cucharadas de mantequilla y 2 cucharadas de aceite de oliva a calentar. Cuando esté la mantequilla derretida se añade el azúcar. 
  • Cuando está incorporada el azúcar se van añadiendo poco a poco 110 g de harina. Se remueve bien durante unos minutos para que se dore.
  • Se echan 2 cucharaditas de azúcar avainillada, 2 yemas de huevo, un pellizco de sal y finalmente 600 g de leche poco a poco. Se deja cocer a fuego medio unos 5 minutos moviendo continuamente hasta que adquiera consistencia.
  • Si al final quedan grumos se puede pasar por la batidora o por cualquier robot de cocina para deshacerlos.
  • Se humedece una fuente o molde con un poco de agua y se vierte en él la mezcla (mejor que sea una fuente cuadrada amplia para que luego ya sólo haya que cortar los cuadrados de masa). Se deja enfriar unas horas tapada con un paño para que no se seque.
  • Se cortan cuadrados de la masa y se rebozan en harina y huevo. Se fríen en abundante aceite lo justo para dorar el rebozado.
  • Se sacan a un papel de cocina para que absorba un poco la grasa y una vez escurridos se espolvorea con una mezcla de azúcar y canela.
¡Delicioso!

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