Cacahuetes fritos con miel (Por Lucía)

Hoy una receta facilísima y, la verdad, un poco peligrosa. Y es que está tan rica que hay que dosificarse bien e intentar resistirse a los atracones porque estamos hablando de frutos secos y azúcar básicamente. 

Tengo que confesar que yo soy un poco sibarita con los frutos secos. Me gustan los más caros (los anacardos, los piñones, las almendras...) mientras que los de batalla como los cacahuetes, los kikos y las pipas nunca me han causado un problema serio de adicción como el de los pistachos (con ellos sufro el síndrome "cuado haces pop ya no hay stop"). Sin embargo, una variante de los cacahuetes óptima para las bajadas de azúcar siempre me ha parecido deliciosa: fritos con miel. 

Por algún motivo que desconozco, con respecto a los cacahuetes fritos normales, los que llevan miel son el triple de caros. Y es que habiéndolo hecho en casa no entiendo como el proceso de uno a otro puede encarecer tanto el asunto. En cualquier caso, el gran descubrimiento es que la versión casera nada tiene que envidiarle a los comprados, sino tanto en aspecto, en el sabor.

¡En 10 minutos están listos!


La receta era bastante obvia, pero nunca está mal apoyarse en la experiencia de otros. Yo me dejé guiar por este vídeo.

  • Se pone en un pequeño cazo a fuego medio-alto un dedo de agua y un par de cucharadas rasas de azúcar avainillada. Se mueve bien con cuidado de que el azúcar no se pegue en el fondo hasta que se disuelva completamente y el agua empiece a hervir.
  • Se añaden entonces un par de cucharadas generosas de la miel que tengamos por casa y se mezcla bien hasta que se disuelva totalmente en el agua. Se deja hervir bajando un poco el fuego hasta que reduce el agua y queda un almíbar bastante espeso.
  • Se incorporan unos puñados de cacahuetes fritos y sin piel al almíbar dejando que se impregnen bien. 
  • A continuación, escurriendo un poco el almíbar previamente, se van vertiendo poco a poco en un bol con un poco de azúcar (puede ser blanca o moreno) donde se mueven para rebozarlos ligeramente (tampoco queremos que queden pedruscos de azúcar).
  • Finalmente se extienden sobre papel de hornear o similar para que se enfríen intentando que queden separados unos de otros para que no se queden pegados al secarse.
¡En unos minutos están listos para comer!

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