La elaboración de este bizcocho fue totalmente un trabajo en equipo. La idea fue de Carlos que además fue a la compra y asó los boniatos, su hermano Ignacio y Gema prepararon la masa y Miguel tuvo una aparición estelar pero decisiva en el último momento para darse cuenta de que el peso estaba el libras en lugar de en gramos justo a tiempo para solucionar el malentendido. Mi papel fue únicamente aparecer con un molde cuando estaba todo preparado, engrasarlo, verter la masa y meterlo en el horno, así que no me puedo atribuir ningún mérito del riquísimo resultado final. ¡Probadlo y me contáis si sobra algo!
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- Primero se asa o hierve un boniato grande hasta que esté tierno. Se pela y se tritura en la batidora hasta que quede un puré.
- Se precalienta el horno a 170º mientras se prepara el resto de la masa.
- Se pone en un bol 260 g de harina, 10 g de levadura, 1 cucharada de canela y 1 cucharadita de sal.
- Por separado se mezclan y se baten 120 g de mantequilla en pomada y 140 g de azúcar moreno hasta que blanquee un poco la mezcla.
- En ese mismo recipiente se empiezan a incorporar de uno en uno el resto de los ingredientes, mezclando bien cada vez, en el siguiente orden: 40 g de miel, 1 yogurt de limón, 4 huevos (también de uno en uno), 180 g del puré de boniato y finalmente el contenido del otro bol con la harina en 3 tandas.
- Se engrasa un molde de tamaño medio y se vierte la masa.
- Se hornea a 170º unos 45 minutos. El tiempo dependerá del horno, así que a partir de los 30 minutos conviene que le vayas echando un ojo de vez en cuando comprobando si está hecho pinchándo el bizcocho con un cuchillo o aguja.
- Se deja enfriar al menos media hora antes de desmoldar y comer.
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